viernes, 19 de marzo de 2010

Marzo en Jujuy es un buen laboratorio para Klausewitz




Hola:
Tenía tiempo de no escribir nada. Y es que la verdad muchas reflexiones o ideas no tenía para compartir y exponer con todos Uds.
Pero marzo en Jujuy siempre significa un verdadero comienzo de año; mucho más quizas que las propias fiestas de fin de año. Los carnavales en Jujuy me atrevo a calificarlos como las verdaderas fiestas de fin de año, porque la gente después de haber dado rienda suelta a todos sus impulsos y sentimientos en una fiesta popular donde lo destacable es el orden social subvertido completamente. Reglas y normas morales pierden su valor y legitimidad durante los nueve días que dura la gran carnestolenda; condensación temporal simbolizada por el desentierro del diablo y su posterior retorno a las entrañas de las profundidades, valga la obviedad, en el entierro. Dejar el carnaval significa retornar a la vida entretejida en la cotidianidad entre normas, conductas, reglas y principios estructuradores que median en las relaciones entre los seres humanos. Y también podría decirse que hasta los conflictos y contradicciones, en inclusive los antagonismos a veces se estructuran como motores del cambio. No hay nada que esté por fuera de este mundo y esta realidad. Y así es como empieza un nuevo año.
En Jujuy el año comienza cuando retornan a trabajar miles de empleados estatales; esta fracción de la sociedad tiene un alto peso en el conjunto de la población local y le da un enorme dinamismo a la vida social. Desplazándose de un lugar a otro, ejerciendo sus actividades en sus lugares de trabajo, manteniendo día a día funcionando una estructura burocrática gigante, como lo es el estado provincial, con el que también viven en conflicto. Los trabajadores estatales descienden de antiguas poblaciones campesinas que fueron forzadas a trabajar en los centros agroindustriales de la provincia de Jujuy a principios del siglo XX; y en la década del 60 algunos se concentraron en torno de la industria del acero y sus derivados. Pero con el correr de las décadas estas actividades económicas decayeron y el sector público absorvió una gran masa de trabajadores expulsados de la industria. Hoy en día, Jujuy tiene una economía altamente tercerizada.
El mes de marzo es aquel en que desde hace dos décadas chocan ambos contendientes en la disputa por el reparto de los fondos públicos. Vemos como la pulseada se dirime entre los aumentos salariales vs. la poco transparente asignación presupuestaria a las distintas reparticiones públicas.
Los regentes del estado no son meros ciudadanos dedicados al "arte" de la política. Más bien podríamos decir que son los miembros de una clase aristocrática, de larga tradición en el ejercicio del poder económico y político. Y con la consabida costumbre de mandar u ordenar a la vieja uzansa, como los patrones de estancia que son, a quienes trabajan para ellos. Eso sí, con la clara filosofía del camaleón que no sigue principio o convicción alguna, prefiriendo acordar con lo que su entorno predominante le obliga. Un día son conservadores, al otro se convierten en pregoneros de la justicia social, luego en prudentes pacientes de la restauración del orden social, para más tarde ser los acerrimos defensores de las libertades democráticas. Quizás la única certeza que no cambia es que siempre hay que llevar en la cintura un garrote, por si hace falta...
En fin, asi se constituyen estas dos componentes de las dos clases sociales fundamentales del capitalismo: los trabajadores  y sus patrones; destinados a enfrentarse históricamente mientras vivamos en una sociedad capitalista.
Comienza marzo. El carnaval ya fue enterrado. El gobierno lanza una agenda anual de trabajo, pero las condiciones sociales de vida en Jujuy tienden al deterioro y ponen en dificultad a la población, sometiéndola a una carestía de vida cada vez más aguda. Los trabajadores están obligados a reclamar un aumento salarial para paliar la pobreza. Como la gran mayoría tienen por patrón al propio estado provincial, hacen su pedido al ministro al cual pertenece su repartición pública. De todos ellos, quienes más se hacen notar son los docentes. Y cuando sus reclamos no son escuchados ni resueltos, facilmente se hacen notar ante el resto del a sociedad cuando se hallan las aulas vacías, sin maestros ni profesores que dicten clase y sin alumnos que las escuchen.
     Continuara...

No hay comentarios:

Publicar un comentario